Desde San Sebastián hasta Peñarol

El grupo se reúne todos los miércoles desde el 21 de setiembre de este año en el Centro Barrio Peñarol. Actualmente son 14 participantes: Valentina Duarte, Erica Xavier, Rocío López, Roberto Galizzi, María Alicia Posente, Andrés Messia, Mathias Escotto, Stewart Choziño, Silvia Jauregui, Victoria Fernández, Johana Castro, Santiago Rial, Natasha Perez, Jade Valentina Perez. Los activadores a cargo del grupo son Nicolás Vidal y Maximiliano Sánchez. A continuación presentamos un texto escrito por el participante Mathias Escotto.

Hay un locutor que en su programa radial de los sábados a la mañana dice, con total firmeza, que hay algo que cualquier persona no puede dejar de hacer. Se puede hacer vestido, desnudo, acostado o incluso parado, se puede hacer en cualquier sitio y en cualquier momento, sólo es cuestión de deseo. Se puede hacer pero hay que hacerlo: el locutor habla de las propiedades de leer.

Ahora bien, se puede leer; y me permito agregar: hoy también se puede pensar. Ocurre que con pensar se necesita el control de una variable no menor: la mente. Dominar la mente para concentrarse en lo que uno realmente quiere y necesita pensar es complejo; y aquí la velocidad del tiempo de pensar, entre otras cosas, se determina por la velocidad con la que nos desplazamos; por la recepción del otro al escuchar y sentirse reconocido en una identidad común.

Llegar al Centro de Barrio Peñarol lo puedo hacer en auto, en ómnibus, en bicicleta o caminando. Como las primeras veces, para este tercer encuentro de la Plataforma Barrios – MUFF1 opte por la caminata. Como si cada paso vaya afirmando cada idea, cada pensamiento que cuadra a cuadra se va alimentando de aquellas imágenes generadas en algún momento de mi niñez, en algún momento de pasaje, de alguna vivencia, de conectar así las historias narradas en alguna forma “distorsionada o real”2.

De camino con mi metodología de armado del árbol genealógico pensé: el ejercicio en sí mismo es un encontrarse consigo, es saber con un poco más de exactitud, es el “reclinarse hacia dentro, para saber a dónde ir”3, “es empoderarse del espacio”; pero además es fantástico el cruce intergeneracional, es “atesorar lo que por transmisión oral mi madre me contó”.

¿Será que el bosque se puede ver al mismo tiempo que el árbol? ¿Serán las características de esa calle las que vinculan al barrio con el resto del mundo? ¿Será que encontraré relatos similares, parentescos de familia?

Como dispuesto y ordenado, el grupo dio inicio a compartir los diferentes caminos escogidos para narrar y encontrar sobre sus raíces de familia y con el barrio. La reconstrucción del relato fue tanto oral como desde la fotografía. Algunos llevaron réplicas de imágenes y sus originales, otros un esquema definido y claramente identificando nombres, fechas y lugares. Todos, en algún punto, tenemos descendencia de españoles e italianos, de numerosas familias, de antes o después de la Primera Guerra. Todos, en alguna ocasión, tenemos un vínculo con las vías del tren, con ese tren que estuvo de paso durante mucho tiempo y que quien se bajó, se quedó allí y conoció algo de quien recientemente llegó “fuera del imaginario preliminar”. Es curioso escuchar y ver durante la presentación de Alicia –que está ubicada en uno de los extremos de la mesa, estilo cabecera– cómo el resto le presta atención, cual maestra que cuenta detalles de un curso al tiempo de ver cómo la más pequeña del grupo en este encuentro, Natha, ordena, recorta y subraya en su árbol algunas cosas que al parecer le resultan común. Natha conoce su historia de vinculación gracias a los relatos de una tía y a las historias de sus abuelos paternos que son españoles y se radicaron allí. Es desde España, más precisamente en el Norte, San Sebastián, donde la historia de Silvia irá tomando forma. Al investigar sobre sus antepasados y vinculación de rodaje por las proximidades del barrio, comparte las fotos con el grupo y afloran las expresiones como “era común, se ve, que en esta época se hicieran este tipo de fotografías”. Ese “tipo” no sólo respondía a la posición del sujeto frente al acto fotográfico, sino al imaginario de lo que “habría detrás” de esa imagen. Lo que estaría “detrás de escena”, el armado del lugar, los objetos ubicados en armonía y para la ocasión.

La intergeneracionalidad llevó a expresiones como “no puedo hablar de mi historia si no hablo de mis padres y mis nietos”1, “para mí el barrio era un lugar muy lejos al que trasladarme, pero es aquí donde vive mi abuela y donde ahora vivo yo”; “reconstruir la historia de uno es, además, reconstruirme. En algún momento te pica la curiosidad”. El ejercicio permitió compartir relatos y similitudes con las llegadas al barrio: el tren, recordar el movimiento que había en el barrio, el centro de negocios que se había generado en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX; el tipo de fotografía que se hacía, el encuadre y el cuidado y aprecio a aquel aparato fantástico: la cámara fotográfica. A pesar de la pérdida del hormiguero de gente el barrio sigue “con su mística” y es el tren quien me conecta con Valentina, quien nos cuenta que, a pesar de lo atiborrada de información que está, encuentra los vínculos de su familia con el “caudillo del Partido Nacional: Aparicio Saravia”, y Antolín Gadea, quien fuera mi bisabuelo, y Santa Clara del Olimar, en el departamento de Treinta y Tres, los encontró.

Lo cierto que al adentrarse, sentís que estás en un barrio, con sus recovecos e incógnitas, con sus sombras y sus fuegos que calientan la lonja de los tambores en el callejón donde está el puente de AFE, en donde quizá alguien se bajó sin saber que se quedaría allí, sin saber que estaba haciendo lugar para que alguien pueda llegar.

Lo cierto es que al volver por la misma ruta esperado por las copas de los árboles me adelanto con una primera hipótesis: el barrio tiene una cultura que debemos redescubrir y compartir, ya que, en definitiva, todos de alguna forma estuvieron y están a bordo, desde San Sebastián hasta Peñarol.

1:
Barrios, una de las cuatro plataformas que componen la estructura de la primera edición de MUFF-Vivencia, se desarrolla en cinco barrios de Montevideo: Parque Rodó, Prado, Ciudad Vieja, Peñarol y Cerro.

2:
Expresión de Alicia Posente, integrante del Grupo Barrios – Peñarol.

3:
Expresión de Silvia Jauregui, integrante del Grupo Barrios – Peñarol.

4:
Expresión de: Alicia Posente, integrante del Grupo Barrios – Peñarol.

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