Del 23 de noviembre de 2017 al 28 de febrero de 2018
Centro Cultural de España
Alberto García Alix vendrá al Encuentro MUFF Vivencia que se desarrollará el lunes 27 de noviembre de 15.30 a 22.15 h en la Sala Azul de la Intendencia de Montevideo.
«Las motos, las mujeres, la música, la noche, las drogas, la vida y la muerte, siempre han servido de inspiración a Alberto García-Alix. Las fotografías de motos particularmente se han constituido como un eje directriz de su obra, que es lo mismo que decir de su vida, y forman parte de su último libro publicado, titulado “Moto”. Esta muestra presentaba desde las primeras instantáneas que tomó en 1975 durante una carrera de motocrós, hasta el año 2007. En estas últimas, el autor inicia un renovado discurso fotográfico, en el que consigue potenciar la expresión de sus sentimientos y emociones, por encima de la representación de la realidad objetiva.
La transformación entre las imágenes de los 80 y 90 y las de ahora es muy radical. En las imágenes más antiguas presenta autorretratos y retratos de personajes montados en sus máquinas, es la vida alrededor de las motos. Las motos, aunque aparezcan en primer término no quitan protagonismo a los personajes, al entorno, son un elemento importante, pero un elemento más. La moto se va convirtiendo en personaje, a través de su fragmentación. En las imágenes recientes no se ve nunca la máquina completa; el manillar, los neumáticos, el chasis, el árbol de levas, el espejo retrovisor… son partes fundamentales de la anatomía de la moto, que además indican acciones específicas y funciones imprescindibles, como las partes del cuerpo humano. Estas fotografías son, en sí mismas, la prueba palpable de la humanización de la moto. La sombra, que es la representación del alma de la moto, es sólo visible con la acción de los rayos del sol o la iluminación de los faros de otras motos. Estas sombras, que son bidimensionales, se adaptan a la distorsión del pavimento irregular, de las aceras, de las alcantarillas, donde se proyectan creando con ellas una nueva figura tridimensional. Es una simbiosis que produce el efecto distorsionado y exagerado, propio del expresionismo, que causa la real equiparación y confrontación de la moto con el ser humano.
Motos y vida, motos y muerte. La moto deja de ser un objeto para convertirse en un personaje de primera fila igual de importante que los que la montan, tiene vida propia y tiene alma. El objeto real se transforma por medio del uso de un expresionismo feroz, en alegoría, en sentimiento, en estado de ánimo; poco importa lo definido, lo presente; las motos, lo mismo que los edificios de París o de China, las siluetas de los árboles y las rejas, expresan condiciones extremas de soledad, de desamparo, son metáforas de abandono o de fuga.
Estas fotografías de una vida en moto se van intercalando con otras que son imprescindibles en la iconografía de Alberto García-Alix y en la iconografía de la fotografía española, y que han dejado imágenes eternas, que ya forman parte de la rica Historia de la Fotografía, representando desde dentro – Alix nunca fue una artista periférico – la realidad. En sus inicios, a finales de los setenta y los ochenta, realizó la magistral crónica fotográfica de la movida madrileña, movimiento que significó un cambio fundamental en la cultura de la sociedad española de la transición democrática, y que tuvo como protagonistas destacados a Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Fanny McNamara, Ceesepe, Hortelano, Alaska y otros muchos, magistralmente retratados por el artista. García-Alix podría haberse quedado allí, en una cómoda situación de referente imprescindible de una época, como muchos otros artistas de su entorno hicieron. Pero la comodidad no entra en la idiosincrasia de nuestro artista, él es un artista incómodo y provoca incomodidad. Alix ha marcado, en su trayectoria posterior, una distancia esencial, a la velocidad de la moto en una carretera sin curvas, con aquellas fotos. Su maestría continúa en el terreno oscilante del riesgo, de la inseguridad, del sobresalto, hasta hoy, con el descubrimiento de maravillosos y oscuros personajes de mirada intensa, de edificios nocturnos, de vegetaciones vivas pero muertas, pero sobre todo haciendo una increíble, sincera y brutal introspección en sí mismo y en su mundo más íntimo. Esta es la verdadera esencia del trabajo actual de García-Alix, su más inquietante hallazgo».
Ricardo Ramón Jarne, curador de la exposición
Alberto García Alix (León, España, 1956). Cronista imprescindible de la transformación de la sociedad española posfranquista, ha presentado en sus fotografías una galería de personajes que afrontaron sus vidas desde la libertad, la transgresión, la diferencia y la excepcionalidad. Desde principios de la década de los 80 hasta hoy su trayectoria artística ha sido reconocida con diversos galardones, como el Premio Nacional de Fotografía 1999.
Dentro de su notable gusto por el retrato, que él define como “un enfrentamiento en el que suele colocarse frontamentalmente frente a su modelo cara a cara”, ha dejado imágenes eternas que ya forman parte de la rica Historia de la Fotografía Española, representando desde dentro, nunca fue una artista periférico, la realidad de la llamada Movida madrileña. Este movimiento significó un cambio fundamental en la cultura de la sociedad española de la transición democrática y tuvo como protagonistas destacados a Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Emma Suárez, Camarón de la Isla y otros muchos. Garcia Alix no se quedó allí, su maestría continua hasta hoy con el descubrimiento de maravillosos personajes, pero sobre todo haciendo una increíble, sincera y brutal introspección en sí mismo y en su mundo más íntimo.